La porno en contra del placer

Quienes conocen un poco de mí, saben que siempre hablo de cómo los estándares de la sociedad han atrofiado nuestras capacidades de sentir y de vivir a plenitud nuestro placer y nuestra sexualidad.

Muchos de estos estándares erróneos son creados por la pornografía. Sí, esa “gran amiga de los jóvenes” y aliada de la explotación sexual de miles de personas.

En la pornografia vemos actos sexuales vacíos de sentimientos y llenos de mentiras, carentes de vellos y llenos de músculos y silicona, senos enormes, penes enormes, gemidos ultrahumanos y vulvas “perfectas” e infantiles.

Lo peor de todo es que sabemos perfectamente que esto no es real, que el sexo real no es así, pero nos dejamos convencer de que ése sexo es mejor y de que eso es lo que queremos. ¡Nos hemos dejado lavar el cerebro!

Esa imagen que tenemos de lo que debe ser el sexo no podría estar más alejada de la realidad y nos condiciona cómo seres humanos a no entender que en realidad el sexo real, en el que nos conectamos más allá de los genitales, es mucho más rico y placentero. Hablo de ese sexo en el que aceptamos nuestros cuerpos como son, maravillosos y llenos de curvas, con vellos y en todas las formas, colores y tamaños.

Ése es el sexo que todos deberíamos desear tener, en el que no sólo llenamos nuestros genitales de orgasmos sino también nuestro corazón, porque a la larga es el que nos hará sentir llenos de placer y dicha a largo plazo.

Debemos conectarnos con el amor y cuando hablamos del amor hablamos de amor como energía, no de enamoramiento, ni de matrimonio ni de compromiso sino de usar esa energía que se aloja en nuestro corazón más llenar nuestros encuentros de significado y mucho más placer.

El sexo real no es como en la porno

Sin embargo, estuve  pensando si escribir o no sobre este tema. Y es que me pone un poco agresiva, triste y desconsolada ya que  nos bombardean de estas imágenes exageradas y nos están matando el deseo.

Creo que siempre he tenido una vida sexual muy activa desde mis inicios. Comencé a disfrutar de mi cuerpo y de aquello que sentía a través de él y lo convertí en mi primer amante. Después algunos otros me enseñaron cosas que no me permití conocer antes, por miedo o desinformación.

Poco después llegó, en voces bajas, a escondidas o en susurros la innombrable pero tan vista PORNOGRAFIA. Es que hay una época en la vida en donde todos tus amigos la consumen y a ti “no te queda de otra” que al menos ver de qué va todo aquello.

Pues allí me zambullí de boca y ¡sin salvavidas! Sí, sin salvavidas. La pornografía es como el submundo, y para entrar y salir viva necesitas como mínimo un salvavidas. Es el infierno total. Están todos allí sufriendo pero ponen caras de que la pasan rico, sabroso, cara de “satisfacción”.

Para aquellas que aún no se animan a vivir en el mundo paralelo–irreal de la pornografía, las invito a que NO LO HAGAN. Verán hombres, mujeres, niñas y niños actuando, sin limites, ni respeto del otro. Esto es la educación sexual subliminal que nos da el sistema en el que vivimos y con actuaciones pésimas.

Esto ocurre en todos los tipos de pornografía. Vivimos en una sociedad que aún critica la homosexualidad, pero a muchos hombres  -homofóbicos incluso- les encanta ver a dos chicas jugar en una película porno; sin embargo, se dan media vuelta si se trata de dos chicos.

Lamentablemente, la pornografía gay también está llena de estos estándares de belleza imposibles, con hombres súper musculosos y súper masculinos, mujeres buenísimas, sumisas y que tienen orgasmos cuando les ponen un dedo encima.

No me cansaré de decirlo nunca: erradiquemos estos estándares. TODOS, sin importar nuestra raza o preferencias sexuales, tenemos el derecho de vivir nuestra sexualidad basada en el placer y no en aparentar ni pretender que somos actrices o actores porno.

Hagamos del sexo una experiencia memorable en todos los sentidos

Pero especialmente en el corazón

Y es que el encuentro sexual REAL es completamente lo opuesto a la ACTUACIÓN. No hay momento en el que estamos más vulnerables que durante el acto sexual y sino nos permitimos ser nosotros mismos y liberar todas las inhibiciones y apariencia, ¿qué estamos haciendo realmente? Sino lo hacemos para disfrutar a plenitud, ¿para qué perdemos el tiempo?

Y aunque sabemos que algo no está bien, vamos por allí actuando en cada encuentro, tratando de ser esa mujer que gime, grita, rasguña y muerde. O el machote que ahorca, le gustan las niñas y que eyacula chorros y chorros. Lamento arruinarles la película, pero esto no tiene final feliz.

Hemos confundido la sexualidad con agresividad, acoso, violencia, desamor, sadismo y otras cosas que ni me atrevo a mencionar. La Doctora Flaumenbaum, Ginecóloga y especialista en Alquimia Sexual explica, en su libro Mujer deseada, Mujer deseante, que “la energía sexual puede movilizarse de dos maneras completamente diferentes: en una comunicación real de persona a persona con el compañero que uno haya elegido, o en una comunicación fantástica donde se necesita un trama personal”.

He conocido varios casos de hombres y mujeres que construyen ese trama personal a través de la pornografía. Y entonces en el encuentro con el otro se concentran en repetir en su cabeza el último video porno que vieron el día anterior, y al final el compañero queda como personaje secundario, aunque nadie se lo haya dicho.

Esto no crea más que inseguridades, mujeres frígidas y hombres impotentes. Y es que para poder sentir hay que estar conectado con el otro, con el cuerpo, y el ser que está enfrente. Ese que está allí es la puerta a la vida. Ser considerado con el deseo del compañero abre las puertas al goce de dos entes que se unen en uno solo, para el goce total.

Y cuando hablo de sentir, me refiero a a sentir a través de los cinco sentidos con caricias, palabras que nos hagan sentir bien y hasta de conectarnos a través de las miradas.

La sexualidad es la puerta a la vida, a la creatividad, al placer. La energía sexual es una energía tan sagrada y poderosa como la del amor, no hagamos de ella una simple actuación. Eduquémonos y eduquemos a los adolescentes a amar, a entregarse, a sentir y a disfrutar del placer que la entrega y el respeto hacia el otro nos otorgan.

¡Qué vivan las Mujeres libres y felices!

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En Kunda queremos crear estos espacios, llenos de personas felices que vivan con los permisos de ser quienes realmente quieren ser y descansar de las presiones de la sociedad.

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Con mucho amor, Kunda La Vagina.

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1 comentario en “La porno en contra del placer”

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